Conferencia del titular de la Pastoral Social, Jorge Lugones durante la Semana Social 2022.
NO SE PUEDE ALCANZAR LA INTEGRACIÓN SOCIAL SIN REDISTRIBUIR LA RIQUEZA
El presidente de la Pastoral Social de la Iglesia, Monseñor Jorge Lugones, manifestó hoy en Mar del Plata que es necesario alcanzar la dignidad humana a través del trabajo y destacó que los subsidios son “una solución provisoria para resolver urgencias” pero que la salida “no es repartir, sino que lo verdaderamente popular – porque promueve el bien del pueblo–debería ser siempre permitir una vida digna a través del trabajo”.
Y agregó que “la posibilidad del trabajo digno no es un problema individual; es la consecuencia de un modelo que debe anteponer la producción a la especulación, la distribución a la concentración y el acaparamiento, el bien común a la rentabilidad sectorial”.
Al hablar en la segunda jornada de la Semana Social de la Conferencia Episcopal Argentina en la ciudad atlántica y en el marco de la conferencia “Una patria habitable”, Lugones expresó que “asistimos a un tiempo en nuestro país -y en la región- de instigación permanente al odio y al desencuentro, que nos impide reconocernos como hermanos y dar pasos trascendentes en términos de unidad. De unidad en la diversidad como bien nos enseña Francisco”.
El prelado utilizó ilustraciones de la popular tira Mafalda, para ayudar a interpretar los tramos salientes de su conferencia, tales como “Una patria habitable”, “Una mirada trascendente de la vida y del futuro”, “Cuidar la propia casa favoreciendo la vida de todos”, “Superar lo que nos distancia y ver al otro como hermano”, “Posibilidades y condiciones de trabajo para todos” y “Una política puesta al servicio del bien común”.
“La posibilidad del trabajo digno no es un problema individual; es la consecuencia de un modelo que debe anteponer la producción a la especulación, la distribución a la concentración y el acaparamiento, el bien común a la rentabilidad sectorial”.
Lugones sostuvo que no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo y agregó que “en nuestro país, en este tiempo, aunque se verifique crecimiento en la actividad económica o en el empleo, sabemos que es insuficiente. Por ello, tengamos presente que no hay modo de alcanzar una auténtica integración social sin redistribuir la riqueza y las oportunidades”. La administración de la vida en sociedad, agregó, “no es sólo tarea del poder político, sino que está condicionada también por otros poderes, como el judicial o el económico”.
El religioso se interrogó sobre el rol de la política en la solución de los problemas sociales; “¿se puede hacer una patria más habitable sin política?” se preguntó. “Necesitamos políticas públicas que salgan del cortoplacismo, necesitamos más responsabilidad y espíritu crítico ante el poderío mediático que, respondiendo a intereses económicos sectoriales, reduce la política al espectáculo o a la imagen privilegiando el rating, la descalificación, negando la discusión inteligente de las ideas y el discernimiento de la realidad”.
En su convocatoria al diálogo y la unidad expresó: “no podremos descartar a ninguna fuerza o movimiento político, cada uno siempre tiene algo bueno para aportar para el bien común”.
Hizo también una encendida defensa de la democracia cuando denunció que “hay sectores que hoy cuestionan el sistema democrático, pero no debemos claudicar, es el marco y estilo de vida que hemos elegido tener, con sus aciertos y errores, en este proceso de integración debemos discutir nuestras posturas, dirimir nuestras diferencias y encontrar nuevos consensos”.